domingo, 5 de octubre de 2008
El corazón de lo que existe
Se hace la noche sobre la ciudad;
Sobre ti ya hace mucho que persiste
Igual que una condena a muerte
Que no acaba de ser ejecutada.
Rodeado de los tuyos,
Intentas ocultar la soledad
Que te abarrota el alma
Y, con una sonrisa fingida entre los labios,
Devoras otra vez tu última cena.
Sin sentirte saciado de tu hambre,
Te niegas a los postres.
Piensas en ella y sientes la cabeza
A punto de estallarte.
------------------------------- Te disculpas
-“no me ha sentado nada bien la carne”-
y, con el gesto serio te marchas a la cama.
La luz anaranjada y mortecina
De una farola impertinente
Entra por la ventana con encono
Para impedirte el sueño.
En el fondo le estás agradecido;
Ya sabes del dolor de despertar
Sin que ella esté a tu lado,
Y prefieres, por tanto, el agrio insomnio
A un nuevo amanecer de desencanto.
Tu dolor de cabeza se acentúa
A la par de una angustia espesa y grave
Que hace que estimes que peligra tu cordura.
“Ya –piensas- sólo puede calmarme la poesía”.
Tomas con ansias en tus manos
Un libro de Alejandra Pizarnik
Y, acongojado, lo abres al azar...
-- “no me entregues,
----------------tristísima medianoche,
-- al impuro mediodía blanco”
Las lágrimas entonces empapan tu almohada
Al tiempo que te va venciendo el sueño.
No se oye en tu ciudad cantar al gallo
Apagando esa luz anaranjada
Que, ácida, lame tus aciagas noches,
Mas no son necesarios augurios que lo anuncien:
Muy pronto el alba golpeará de nuevo.
-
me encantó.
ResponderEliminarun beso
¡Anda hijo!, ¿dónde guardas los poemas?. Si fueras músico, todas tus obras estarían escritas en MODO MENOR, el compositor de la noche, de los sueños, de las sombras, de la ausencia, del desamor, de las lágrimas, de la muerte, de la vida... Me gustan todos.
ResponderEliminarUn abrazo Rafa.
Asi me estoy sientiendo y ahora mismo pero por otros motivos mas banales. Me ha impresionado el poema, de hecho, me voy a a costar casi de inmediato. Un fuerte abarzo.
ResponderEliminarTe espero cuando la noche se haga día,
ResponderEliminarsuspiros de esperanzas ya perdidas.
No creo que vengas, lo sé,
sé que no vendrás.
Sé que la distancia te hiere,
sé que las noches son más frías,
Sé que ya no estás.
Creo saber todo de ti.
Sé que el día de pronto se te hace noche:
sé que sueñas con mi amor, pero no lo dices,
sé que soy un idiota al esperarte,
Pues sé que no vendrás…
-Mario Benedetti-
Esa soledad que plasmas en tus letras, concretamente en este poema, duele, duele porque llega, llega tu imagen desolada en la noche, la tristeza de tu mirada, la sal de tus lágrimas…
Un “berso” con un rayito de luz… ojalá te llegue.
No hace falta que leas a nadie, tú tienes todas las letras del mundo, las más bellas, sea como sea.
ResponderEliminarBesos y buena semana
Es verdad que a veces no quieres dormir por miedo al despertar, pero también sé que llega el día en que abres los ojos y dices: ¡Gracias Vida!
ResponderEliminarMil besos, Rafa.
Querido Rafa, te superas; ¿qué haces con tus poemas?, ¿dónde los guardas? Deberías publicarlos, son divinos, tristes la mayoría.
ResponderEliminarUn beso y una sonrisa (aunque lo la veas, es con todo mi cariño)