Ven hasta mí, locura,
Y hospédate en mi sangre;
Anega mis sentidos de espejismos
Y siembra mi tristeza con los nombres
De la ilusión perdida;
Tiñe mi soledad de historias falsas
De duendes, hechiceras y alquimistas
Como cuando era un niño y no entendía
Los signos de la muerte.
Para seguir viviendo.
Locura transitoria la que acecha las letras del poeta.
ResponderEliminarUn beso.
Ha sido un gusto enorme encontrarme con tus letras...
ResponderEliminarBuenos días...
Como cuando eras niño y todo podía ser porque nada era imposible... incluso hoy.
ResponderEliminarVenga, corta tu pant y arma un barquito de papel, vale?
Besos.
De locuras también se alimentan los proyectos, las ilusiones y los sueños. Mientras no nos pongan la camisa de fuerza en el alma cualqier cosa es posible, hasta la cordura absoluta,que debe ser, por cierto, una cosa aburridísima.
ResponderEliminargazpacho y taquitos de jamón, que tú ya sabes que a mi la mortadela ni en fotografía.
Divina locura esa que te sume en un mundo de fantasía evadiéndote de la puñetera realidad… cuando consigas conquistarla enséñame a caer en esa dulce demencia Rafa.
ResponderEliminarMil besos.
Cuando por fin estés loco, no lo sabrás, precisamente por eso, porque estarás loco.
ResponderEliminarEstarás loco y te creerás cuerdo,quizas ahora te crees cuerdo porque estás loco.
Sige con "tus locuras" Rafa.
Un beso y un café.