Sobre el puerto, entre la pútrida niebla,
Abiertos como párpados, se abaten
Los buitres del insomnio.
En ávida jauría picotean
Jirones desgarrados de coágulos
Que mudan las sombras cera quemada.
Después llegan los cuervos,
Ungidos de un sudario de naufragios
A despiezar las sobras…
Y del terco esqueleto
Del mar de los deseos
Sólo renace corrompido al alba,
El llanto hecho carnaza.
Abiertos como párpados, se abaten
Los buitres del insomnio.
En ávida jauría picotean
Jirones desgarrados de coágulos
Que mudan las sombras cera quemada.
Después llegan los cuervos,
Ungidos de un sudario de naufragios
A despiezar las sobras…
Y del terco esqueleto
Del mar de los deseos
Sólo renace corrompido al alba,
El llanto hecho carnaza.
Ilustración: “Ulises y las sirenas”, de John William Waterhouse.
Yo creo que ya he acabado con todos los epítetos y todas las loas que se le pueden hacer a un poeta, es que no te acabas Rafa... al-lucino, te lo digo en catalán, para encontrar nuevas letras y no repetirme mucho.
ResponderEliminarT'adoro
R-E-S-I-S-T-E, mi querido Ulises... átate al mástil de tus versos !!
ResponderEliminartiene tal fuerza el poema que logras transmitir como el esqueleto de un sentimiento.
ResponderEliminarbesos.
pd. me reí con el cuento de abajo, creía que era tuyo.