“Si yo escribo tu nombre en la arena”…Rosella di Paolo
Mi vida
Se deshace en las distancias.
Está la que, vértigo, me conduce
De casa hasta el trabajo: casi tres horas diarias
-Que ni me van ni me vienen- de asfalto,
Ahogándome en anhídrido carbónico,
Sumido en cuerpo y alma en un atasco.
También, la de la escuela de los niños,
Allá en la otra esquina
De mi ciudad,
Pequeña,
Pero con problemas grandes
De colegio, transporte y malos humos.
Y otras muchas.
La del hipermercado
- Engullir soledad,
Ahogado en muchedumbres-,
La que me lleva y me trae hasta el parque,
La del pinar, las dehesas, las playas,
El ocaso y los puntos cardinales.
Pero luego existen
Otras distancias
-Las más crudas,
Las más altas y amargas-
Que no han de ser medidas
En metros ni minutos,
Sino en vasta nostalgia.
Son las distancias que, crueles,
Separan,
Como yermo voraz, de los amigos;
Algunos,
Más cerca,
Los más, más lejos,
Y otros que, acaso,
Perdí para siempre.
Está, después, la distancia insalvable
Que, sin tregua, me aleja de mis muertos;
Mi padre,
Mis primos,
Tíos,
Abuelos,
Rosario,
Maravillas,
Nicolás…
Y un sueño que se pudre bajo el mármol:
Los hijos
Amados,
Que jamás tú y yo engendramos
Y que ya nunca en la vida criaremos.
Y es que las más, las más altas
Distancias
Son las que nos separan,
Sin medida,
A veces, de la vida,
A veces,
De los sueños.
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