viernes, 11 de abril de 2008

Las altas distancias


“Si yo escribo tu nombre en la arena”…
Rosella di Paolo

Mi vida
Se deshace en las distancias.
Está la que, vértigo, me conduce
De casa hasta el trabajo: casi tres horas diarias
-Que ni me van ni me vienen- de asfalto,
Ahogándome en anhídrido carbónico,
Sumido en cuerpo y alma en un atasco.
También, la de la escuela de los niños,
Allá en la otra esquina
De mi ciudad,
Pequeña,
Pero con problemas grandes
De colegio, transporte y malos humos.
Y otras muchas.
La del hipermercado
- Engullir soledad,
Ahogado en muchedumbres-,
La que me lleva y me trae hasta el parque,
La del pinar, las dehesas, las playas,
El ocaso y los puntos cardinales.
Pero luego existen
Otras distancias
-Las más crudas,
Las más altas y amargas-
Que no han de ser medidas
En metros ni minutos,
Sino en vasta nostalgia.
Son las distancias que, crueles,
Separan,
Como yermo voraz, de los amigos;
Algunos,
Más cerca,
Los más, más lejos,
Y otros que, acaso,
Perdí para siempre.
Está, después, la distancia insalvable
Que, sin tregua, me aleja de mis muertos;
Mi padre,
Mis primos,
Tíos,
Abuelos,
Rosario,
Maravillas,
Nicolás…
Y un sueño que se pudre bajo el mármol:
Los hijos
Amados,
Que jamás tú y yo engendramos
Y que ya nunca en la vida criaremos.
Y es que las más, las más altas
Distancias
Son las que nos separan,
Sin medida,
A veces, de la vida,
A veces,
De los sueños.



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