La casa abandonada;
La hiedra, en su redor,
Devorando la piedra,
Las puertas
Y ventanas,
Abismándolo todo.
Sin vestigios visibles
De la vida de antaño
Se diría habitada
De abandono por siempre,
Pero están sus salones,
-Despoblados y henchidos
De perpetua nostalgia-,
En un orden perfecto,
Sin mácula ni falta,
Iluminados, sin
Una mota de polvo…
Como un alma que espera
Al fondo del silencio.
La hiedra, en su redor,
Devorando la piedra,
Las puertas
Y ventanas,
Abismándolo todo.
Sin vestigios visibles
De la vida de antaño
Se diría habitada
De abandono por siempre,
Pero están sus salones,
-Despoblados y henchidos
De perpetua nostalgia-,
En un orden perfecto,
Sin mácula ni falta,
Iluminados, sin
Una mota de polvo…
Como un alma que espera
Al fondo del silencio.
Sientto como esa hiedra se enreda entre mis venas, las oprime y las hace sangrar, si pienso en esa casa desabitada, mi casa, la de mis padres... una estrella en el horizonte.
ResponderEliminarPrecioso poema