A Victoria
- Eres un pedazo de hijo de la gran puta, ¿lo sabes, verdad?
- Sí, papa, afortunadamente, soy el hijo de una gran puta, de una gran mujer que se ha ocupado durante toda la vida de que nada me faltase. Tú, en cambio, padre, eres todo un señor que jamás quiso reconocer como suyo al hijo de una ramera.
- Sí, papa, afortunadamente, soy el hijo de una gran puta, de una gran mujer que se ha ocupado durante toda la vida de que nada me faltase. Tú, en cambio, padre, eres todo un señor que jamás quiso reconocer como suyo al hijo de una ramera.
Sé perfectamente donde está la distinción y las intenciones, Rafa. Y, sí hubiera muchas personas como tú en este "puto" mundo, todo iría mejor.
ResponderEliminarMe impresionas una vez más.
Un beso, grandote
Uno de mis mejores amigos de la juventud era hijo de puta, sin embargo he conocido a pocas mujeres tan "buena gente" como ella. Jugaba en otra liga.
ResponderEliminarSorprendente matiz, cierto y verdadero, en la mayoria de las historias tendríamos que mirar a contaluz de sus pasos.
ResponderEliminarUn abrazo
vaya, en esta historia más pareciera que un matiz lo que hay es dos hijos de puta. Solo que solo uno de ellos lo sabe.
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