viernes, 4 de enero de 2008

Cuando el cero tiende al infinito


Tú eres la voz

Que maneja las riendas.

Me desbocas a tu antojo y después

Devoras mi galope,

Desclavas tus espuelas,

Huyendo de la escarcha de mis crines,

Robándome la senda y el aliento.


Subes y bajas cual turbia marea

-------------------------------------------------- Sepultando

Las huellas de los números,

La irrefutable perfección del cero

Y el calor de las líneas tangentes,

Cuajándome de aristas como gotas de lluvia.


Quiero gritar mil estelas que sangran,

Mas ¿cómo he de nombrar

Aquello que no existe?


(Ya sólo un nombre.

Ya sólo un nombre y el arduo silencio)

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