- ¿Qué es la inspiración? –preguntó, curiosa,
Mientras se retorcía de dolor
Vomitando sus versos.
- No lo sé –respondí-,
Tal vez una terrible enfermedad
Para la que no existe terapia curativa
Ni efecto placebo posible; llaga
Que te va desangrando en cada estrofa,
Carcomiéndote el alma
Para morir contigo.
- Pero… ¿Qué sucede si la perdemos?
–Me dijo sin palabras en su turbia mirada.
- Tampoco lo sé –logre balbucir
Para sumirme en un largo silencio
Antes de proseguir con trémulos susurros-
…Quizá nos transmutemos en fantasmas
Que, aunque ya nada sienten, solamente dolor,
Se piensan verso vivo.
Entonces, con sus bilis y sus lágrimas,
Compuso una espinela como espada
Para, de un golpe seco,
Hundirla en sus entrañas.
Erase un delirio del poeta con su musa...
ResponderEliminarCastilla Center.
Coñío con la foto...qué peaso de espada tiene la niña. Bueeeeeno, lo confieso, sólo me he fijado en la catana para poder delimitar el grado de firmeza del tetamen. Que digo yo, eso de la espadita ¿no será algún símbolo fálico de esos de los que hablan los sicólogos...no...? Lo siento Rafa, picha, pero todavía no he leido el poema, se me ha ido el santo al cielo. ¿En que coño estaré pensando...?
ResponderEliminarTerminal, una enfermedad terminal.
ResponderEliminarTerminante.
No hay poesìa sino de las entrañas mismas, aunque haya que ponerlas a plena vista.
Bella fotografìa.
Besos