viernes, 7 de diciembre de 2007

Lila (XII)


No consientas que la aurora

Seque el pozo del que mana

La sangre de mis heridas;


Impídele a la marea

Aliviar de sal y espuma

El fuego de mis pupilas;


Y no permitas que el viento

Acaricie de poniente

Mi yerma y seca campiña.


Pero deja que la tierra

Que me acogerá en mi sueño

Se halle sembrada de lilas.


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