Hay veces en las que la realidad no supera a la ficción, pero en las que tampoco se le queda por detrás. Es entonces cuando la vida se nos muestra en toda su crudeza, con la sangre, chorreando aún caliente, negando la existencia de los fantasmas.
Fotografía: Jenni Tapanila.
A veces tenemos que sumergirnos en la ficción para no nos ahogue la realidad que, siempre, siempre la supera.
ResponderEliminarUn abrazo
Cruda realidad y necesaria ficción para transitarla, amigo Rafa.
ResponderEliminarBESOS
No tengais miedo a los fantasmas, no os haran nada. tened cuidado mas bien de los Vivos....
ResponderEliminarMuy bueno, un abrazo.
Sueña y olvida la realidad porque la realidad puede a veces dejar heridas de las que es imposible curarse.
ResponderEliminarUn beso, Rafa.
Entonces estamos frente al fenómeno de la agonía, ¿no?.
ResponderEliminarBesos
y a veces esa cordura invita a la locura...
ResponderEliminarBesos
Hace tiempo, cuando era más imbécil profunda, pensaba que las películas superaban la realidad. Ahora pienso que la realidad las supera con creces.
ResponderEliminarBesos.
Ese gesto de recoger la sangre es impactante, no habitual en quién quiere quitarse la vida, quizá simplemente fue un momento de desasosiego y sólo quiere renovar la cordura que estaba contaminada, un abrazo
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