En esos breves instantes
En que iluminas a veces mis sombras,
Ya no sé reconocer,
Si estás abriendo una puerta
O es sólo que no puedes contener
Tanta luz en tus adentros.
Y, confuso, permanezco
-Las manos en los bolsillos
Y arrastrando mis huesos por los suelos-,
Sin poderme levantar,
Sin atreverme a llamar;
Fue tan duro aquel portazo
Que continúo aturdido
-O pudiera ser que muerto-
Y no alcanzo a adivinar
Si será mi llamada como un golpe
Ahondando en el dolor de tus heridas
O como caricia blanca.
Y en mis bolsillos mis manos se tornan yermos muñones
-Torpes y mudos muñones-,
Que cuando intentan gritar
Alzan marañas de espinos.
Pero lo cierto es que hoy,
Te sigo echando en falta más que nunca,
Que arriesgaría mi vida,
Aunque ya valga tan poco,
Por adentrarme en la altiva maraña,
Sin escudos y desnudo,
A corazón descubierto,
A mi esperanza marchita jugarme
Por tratar con locura de arrancarla;
Con las uñas, con los dientes,
A feroz brazo partido,
Con mis muñones sangrientos.
Porque miré en mis adentros
Y tan sólo descubrí
El infierno del hastío,
Tristeza , dolor, miseria,
Congoja, pavor, vacío.
Mas sin nada que ofrecer,
Con sólo esta urgencia de ti entre las manos,
Tan sólo puedo rogar
Que, si esa lánguida luz,
Con que a veces iluminas mis sombras,
Trata de abrir una puerta
O de lanzar una escala
Hasta el fondo de este abismo que sin tregua me consume,
Al inicio del camino,
Me guíes, porque estoy ciego;
Porque te llevo en la entraña,
Porque te llevo en mi pecho
Porque te llevo en el alma,
Palpitando a cada instante,
Y, por mucho que lo intento,
Me es imposible alcanzar
A olvidarte ni un momento.
Rafa, tu poesía deslumbra y hacer brillar nuestra alma.
ResponderEliminarÉste es igual de precioso que el anterior.
Besos
Muchas gracias, victoria. Besos también para ti. El otro día te echamos de menos en la conferencia de Millas, que, por cierto, tengo que calificar (aunque el tal personaje siembra en mi muchas dudas en cuanto a su personalidad) de magnífica: un derroche de ingenio, conocimientos lingüísticos y literarios y un humor ácido, sarcástico y con una tremenda mala leche, cualidades todas, que mezcladas, pueden dar lugar, como así fue, a algo, al menos, próximo a la genialidad.
ResponderEliminarUn abrazo.
Rafa, me tienes el corazón "encogío" con tanta maravilla y con tanto sentimiento.
ResponderEliminarTe sigo leyendo.
Besos.
Porque te llevo en la entraña, Porque te llevo en mi pecho
ResponderEliminarPorque te llevo en el alma
......desgarradoras frase de un amor perdido.
Maravilloso Rafa.
Un abrazo.
Mira, Rafa, a mí lo que me da miedo de que cada día escribas mejor es que pienses quedarte realmente atrapado en el recuerdo. Que tus letras brotan sangre lo sabes, pero no te olvides de que quienes escribimos podemos ser los mejores actores.
ResponderEliminarUn beso, poeta.
pd. el poema de abajo me emocionó cuando lo leí esta mañana, pero llevo un día de locos y no he acabado aún.
Toda una exteriorización poética...me erizaste la piel hasta el frío.
ResponderEliminarSublime.
Un abrazo
tremendo ruego cuándo se está ciego..
ResponderEliminarde nuevo me conmueves
un abrazo!!!
Te pienso últimamente como un río de sentimientos que se desborda.. Te veo escribiendo cada poema "de tirón", sin pausas... Es una maravilla como fluyes..
ResponderEliminarUn beso.
"Porque te llevo en la entraña,
ResponderEliminarPorque te llevo en mi pecho
Porque te llevo en el alma,
Palpitando a cada instante,
Y, por mucho que lo intento,
Me es imposible alcanzar
A olvidarte ni un momento"
Y...¿Por qué habría de hacerlo?
Rafa, esa "ceguera" no le deja ver lúcidamente