jueves, 4 de octubre de 2007

Delirios agnósticos

Dios aprieta pero no ahoga. Como los grandes profesionales de la tortura. Aunque, como éstos, también, cuando alcanza sus objetivos, siempre termina por eliminar a sus víctimas, como hizo con su propio hijo, como hace con sus huérfanos, con todos nosotros sus huérfanos, condenados al olvido.

5 comentarios:

  1. Hace días que paseo por tu blog y admiro tu forma de escribir, hoy me atrevo a dejarte un comentario que si bien es un dicho del director de mi banco el cual contradice el principio de tu éxodo:
    "Dios ahoga, pero no aprieta"

    Un abrazo.

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  2. Hola Rafa.

    ¿Estamos condenados al olvido? Tú, pese a ser agnóstico, te has acordado de su hijo. Y te acuerdas de muchos más de los otros huérfanos; y yo, y todos...
    ¿Olvido metafórico, real?

    ¿Quién o quiénes son los que ahogan o aprietan o torturan?

    ¿No seremos nosotros mismos?

    Los verdugos, los torturadores, los "olvidadores",... ¿quiénes son/somos?

    Abrazo delirante.

    P.S.: Gracias por tu contribución a mi modesto poema (?). Contigo y los demás, se está haciendo "mayor".

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  3. A su Hijo , como hijo, con "enchufe".. no lo eliminó del todo...Resucitó. (no sigo..)

    Un beso.

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  4. Prece que hemos elegido elmismo tema, el mismo refrán, hoy en mis "miniaturas III", aparece otra versión del mismo asunto.
    Un abrazote.

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  5. Yo me decanto por uno de los filósofos más insignes que conozco: Guillermo Fesser: Cuando dios aprieta, ahora pero de verdad

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