Del sueño, vencido
-¡Qué dulce derrota!-,
Al lecho prendido
Navego entre sombras,
Y al palpar mi sitio
Cuando despabilo,
Sollozan las sábanas
Henchidas de frío.
No quedan rescoldos
Que armen su blancor
De vigores rojos,
Huyó de mi cuerpo
El tibio calor
De ansiados anhelos.
Si pudieramos atrapar los sueños. ¿De que viviriamos? Ya la realidad es bastante cruda.
ResponderEliminarun abrazo
Sandra
Cuando metes una mosca en nitrogeno liquido, creas una mosca de cristal. Fragil y bella, como una nueva realidad. Un toque y se rompe en mil pedazos. Un poco de calor y, sorprendida, vuela huyendo de ese breve lapso de tiempo perdido atrapado en un cristal.
ResponderEliminarUn abarzo.
A veces, sandra, y sin que sirva de precedente, es bueno atrapar alguno, aunque después debamos dejarlo volar.
ResponderEliminarPues esperemos, prometeo, que salga el sol y esta mosca esté aún a tiempo de volar.
Abrazos.