La mujer pantera estaba triste: cuatro funciones diarias y, el resto del tiempo, exhibida, sólo a cambio de latigazos y cadenas. La mujer pantera parecía estar domada; pero todos en el circo estábamos convencidos de que tras su hierático y frío porte de esfinge negra, muy en el fondo de sus entrañas, bullía agazapada y tempestuosa su naturaleza salvaje. Y esperábamos con impaciencia el momento en que saliese como un volcán al exterior para liberarnos por siempre de las perversidades el infame domador. Pero la mujer pantera estaba cansada de jaulas y una noche, con el sigilo del que sólo son capaces las mujeres panteras y los amantes adúlteros, escapó. El circo cayó en la desgracia y desde entonces, según dicen, con cada ocaso, se comenzaron a escuchar en la jungla unos rugidos como carcajadas, antes desconocidos. Y yo no dejo de aguardar, desolado, a que regrese en la noche, con la esperanza oculta de ser de nuevo devorado.
Así, por la cuerda floja caminamos cada día, dentro de la ficción siempre hay grandes verdades, la sumisión y la represión tienen consecuencias a la larga una ira no canalizada acaba o bien huyendo o bien estallando.
ResponderEliminarUN saludo y buenos días.
Sandra
Cuidado con los circos a medianoche. Lo que puede dar mas miedo es ese payaso en la penumbra sin saber si rie o...Bello relato
ResponderEliminarUn abrazo.
Esa relación del Trapecista con la mujer pantera suena a un equilibrio de emociones más que interesante, besos
ResponderEliminarYo casi lo veo más como un resquicio a su libertad. No quería ya esa vida, a esa exhibición, a ese maltrato que estaba llevando. Ahora en su jungla, ella se ríe de aquel/los que notan su falta.
ResponderEliminarPuede ser un escape tambien a esa violencia de género que de tanto se habla últimamente.
Me ha gustado y mucho.
Un saludo.
Muy original, Rafa, sí señor.
ResponderEliminarme ha gustado
Yo hay noches en las que también logro escaparme, pero el dichoso EURIBOr me pilla cada mañana, el jodío
ResponderEliminarHola Rafa.
ResponderEliminarLa devoradora era explotada y pasó a ser explotadora de la noche, con sus rugidos y su venganza acarreadora de desgracias...
La venganza, la explotación, la desolación, la "devoración".
La desgracia, el deconocimiento y la carcajada. La perversidad...
Me gustó mucho, tocayo.
Abrazo circense.
buffffffff
ResponderEliminarpelos de punta, a ver si los bajo...
jajajajajaja
un saludo
Gracias sandrea, prometeo, leuma, ana, ignacio, larrey, tocayo, nuria. Habéis ido desentrañando muchos de los enigmas y mensajes que hay en este relato, aunque... ummmmm... quizá aún falte algún pequeño detalle.
ResponderEliminarAbrazos.