martes, 25 de septiembre de 2007

Daltonismo



Quiso pintarle, como despedida, un cielo azul que llegase a expresar todo lo que había sentido, todo lo que aún sentía, toda la grandeza de su amor y de su generosa renuncia. Pero su sangre, como la de cualquier otro mortal, también era roja.

7 comentarios:

  1. Vamos, que no era su príncipe azul

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  2. Seria su principe rojo, el de las manos ensangrentadas. Corazon a la izquierda y sangre roja...dicen que cuando es horizonte se tiñe de rojo es reflejo de la muerte de inocentes en la lejania...lago de sangre inutilmente derramada.
    Muy bueno.
    Un abrazo.

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  3. Jo, yo lo veo verde :(, beso

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  4. No, larrey, era un príncipe rojo que quiso enamorar a una princesa azul y, claro, no pudo ser.

    Si, prometeo, mucho de sangre inútilmente derramada hay en este breve relato. Gracias.

    Y sí, leuma, un poco verde también que estaba el príncipe.

    Abrazos.

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  5. Te vuelves a condensar, me encanta. Mientras la sangre no llegara al río, a lo Romeo y Julieta, habrá princesas rojas, azules, incluso con el arcoiris.

    Un abrazo
    Sandra

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  6. Y si además, l eprestó el pincel la pasión... más rojo todavía.

    Saludos

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  7. derramada la sangre hasta el final...

    un abrazo.

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