Montó un circo y le crecieron los enanos. Al poco tiempo había amasado una inmensa fortuna gracias a las donaciones recibidas de las personas bajitas, y de otras que no lo eran en absoluto, que cada día, en mayor número, acudían a verlo para que les aumentase la estatura. No obstante, nunca pudo superar la frustración que le producía no haber logrado en ningún momento que germinase la magia.
¿Qué preferimos un mago fraudulento pero alto o un mago auténtico bajito?
ResponderEliminarLos que tenemos el tamaño estandar intentamos que el conejo salga sonriente de la chistera... y que cada cual lo entienda como quiera....
Los que tenemos el tamaño estandar con el conejo acabe contento ya es suficiente, aunque para ello haya que hacer magia...Puf, supongo que esto que acabo de decir es una de las estulticias, estolideces o pamplinas de las que hablamos más arriba, pero bueno, de vez en cuando, hablando de conejos y tamaños, no viene mal una sonsrisilla.
ResponderEliminarQuise decir "...como lograr hacer..."
ResponderEliminarJe, je... sí, hay pocas cosas tan gratificantes con lograr hacer sonreír al conejo.
ResponderEliminarVaritas y polvos mágicos.