Por las dagas del desamor y el miedo
(Mi desamor y mi miedo)
No es que no estés estando tan cerca
No es no poder mirarme en tus ojos
(A veces los degusto a hurtadillas
Tras la adarga fatal de un rictus amargo y cansado)
No es no poder respirar en tu aliento
(Siempre a una distancia bien medida
Para evitar el incendio de un beso)
Lo más doloroso de esta visible ausencia
Es el desierto que alcé
Entre tu voz y la mía
Diez de mayo de dos mil seis.
Algunos textos tuyos se merecen estas excepciones, como este maravilloso poema.
ResponderEliminarYa ves Rafa, como te dice Seda, si alguien recuerda un texto que ha leído hace 1 año, es que ha calado hondo.
Gracias por la excepción, chiquitín.
Es muy buena, Rafa.
ResponderEliminarUn beso.
((otro, Ely ))
Es el desierto que alcé
ResponderEliminarEntre tu voz y la mía"
Diez de mayo de dos mil seis.
¡Hala! estamos de aniversario.
Jodíos desamores, pero ... que bien lo que los precedió ¿o no?
Buen día y un fresco abrazo.PAQUITA
los espectros silentes hablan, chiquitines
ResponderEliminarmás frescos abrazos y olas, muchas olas
Y... hay distancias que merecen acortarse, aunque nos abrasen los besos
ResponderEliminarolas frescas
Gracias Ely, maria, Paquita, circe.
ResponderEliminarSi, hay distancias que merecen acortarse, pero a veces...
Y sí, se cumple el aniversario de este poema. Os invito a una copita virtual.
Besos y olas