Un poema sin sentido,
Unos versos de los dedos transitando
Sin bitácora el teclado, que, abstraídos
Y alienados de la mente, caven tumbas
Que sepulten tanto recuerdo marchito;
De preguntas que no esperan su respuesta
Y respuestas al azar sin compromiso.
Arrancar de las paredes descarnadas
Unos versos que descifren lo vivido,
Y matar a la conciencia de un zarpazo
Adorando su cadáver exquisito;
Un cadáver que destripe la memoria
Y me invista con las galas del olvido,
Un espectro que ululando ponga en fuga
Los fantasmas del pasado que maldigo.
Pero jugar a este juego
No es fácil solo y vencido;
Y he escrito sombras,
Y he escrito vida,
Y he escrito amor,
Y he escrito sueños,
Alas, perros, mármol, viento,
Aullidos de gato negro,
Apetito de Leteo,
Y albañales de cemento;
Y la cruda realidad,
Con su espanto y desaliento,
No ha dejado de aflorar,
Desde el fondo, con mis versos,
Y el cadáver germinó
Con sudario de pretérito.
la carcajada que se me ha escapado con los albañales de cemento no entra.
ResponderEliminarCon sentido o no, pero comunicas igual.
Un beso.
Tus risas son siempre bienvenidas, María. Podría haber puesto "lamento" en lugar de "cemento", pero hubiera roto ese equilibrio inestable entre "surrealismo" y la cruda realidad (que, en cualquier caso, finalmente, salió ganando).
ResponderEliminarUn beso y gracias.