Condena el saberte lejos, el necesitar tus ojos, tus caricias, tu voz, tortura que mezo en mi silencios llorando sin lágrimas, amoratando mi mundo, arrastrando un anónimo. Sin embargo, yaces a mi vera como si fueramos dos extraños en una estación de tren, un tren que no va a llegar...
Condena
ResponderEliminarCondena el saberte lejos,
el necesitar tus ojos,
tus caricias, tu voz,
tortura que mezo en mi silencios
llorando sin lágrimas,
amoratando mi mundo,
arrastrando un anónimo.
Sin embargo, yaces a mi vera
como si fueramos dos extraños
en una estación de tren,
un tren que no va a llegar...
Tu Mar
Precioso Mar
ResponderEliminar¿Te molesta si te digo que :
a)le falta una consonante
b) no le falta una consonante, pero en ese caso le sobra otra?
Tú me dices ¿vale?
Un abrazo
RAFA:
ResponderEliminarEl poema, como siempre, lindo, penetrante, ¡da una sed leerlo....!
Ainsss perdonad, perdonad... le falta, le falta...
ResponderEliminar"... tortura que mezo en miS silencios..."
Lo siento, es lo malo de improvisar...
I`m sorry
Ajá,...porque podía ser :
ResponderEliminarmis silencios
o
mi silencio
Nada de perdonar...¡Qué suerte tienes, chica, con eso de improvisar... ¡qué derroche de talento y de sensibilidad...!
Un abrazote
Gracias cielo por tu paciencia, criterio y palabras...
ResponderEliminarMar
Gracias, Circe.
ResponderEliminarPrecioso poema, Mar. Los improvisados, cuando salen del tirón, como un trino o aullido, son casi siempre los más bellos.
Besos.